La búsqueda de la belleza y la perfección es algo que tradicionalmente ha estado muy ligado con el arte. No en vano uno de los objetivos del arte es transmitir sentimientos, y la observación de la belleza nos produce sensaciones agradables de asombro buscadas por los y las artistas.
Podríamos pensar en un concepto de belleza y perfección universal, en cuyo caso las obras artísticas enfocarían hacia un determinado objetivo, que una vez alcanzado nos llevaría tal vez a repetirlo desde diferentes enfoques. Por suerte el ser humano es cambiante y lo que ayer era símbolo de belleza hoy no lo es tanto y lo que hoy encumbramos como algo bello tal vez mañana lo consideremos ordinario.
Este cambio de perspectiva a la hora de percibir la belleza está muy ligado a aspectos culturales y sociales de cada época y de cada lugar. Esto es muy perceptible en la representación de la figura femenina. En épocas en las que la maternidad y asegurar la descendencia era algo vital, los rasgos biológicos que favorecían este hecho eran considerados como deseables y por lo tanto se convirtieron en cánones de belleza.
Así pues se convierte en canon de belleza aquello que en esa cultura representa lo deseable. Se destaca a las personas regordetas en los momentos en los que esto es símbolo de bienestar y de buena posición social. Tradicionalmente se han destacado a las pieles blancas de las personas nobles, en diferencia a las pieles morenas de quienes trabajan el campo. En nuestra época sería al contrario, se valoran las pieles morenas que representan las personas que pueden disfrutar del sol y el tiempo libre frente a las pieles blancas que simbolizarían reclusión.
El arte está muy ligado a las experiencias personales y culturales de la época en la que el artista vive, así, podemos diferenciar cómo en la Grecia clásica, el culto al cuerpo y a la salud exaltaba cuerpos esbeltos y generalmente desnudos, mientras que en culturas posteriores ligadas a la religión cristiana, la belleza pasaba por la búsqueda de la santidad y por lo tanto con figuras y expresiones más decorosas que transmitían “belleza interior.”
Una muestra también interesante de la relación entre la perspectiva estetico-filosóficas y la belleza en el arte es el arte islámico. Ante la prohibición de representaciones humanas y animales por el Islam, este tuvo un gran desarrollo del arte a través de la geometría, los motivos vegetales y la caligrafía. De esta forma, a través de estos recursos se han conseguido grandes obras con una belleza en la línea de sus pensamientos y de sus preceptos religiosos.
El renacimiento, aunque ya se habían dado también en momentos anteriores, fruto de la importancia que se dió a las matemáticas se buscaron patrones matemáticos en las proporciones y el concepto de belleza, como la proporción aurea, la simetría, la serie de Fibonaci, la regla de oro. En este sentido, las obras artísticas adoptaron éstos cánones de belleza en las proporciones que se han repetido en otras épocas posteriores.
El artista, en su motivación exploradora e innovadora también busca explorar en busca de nuevas formas y expresiones de reflejar la belleza. Mientras que en épocas llamémosles pre-fotográficas la belleza se encontraba en la muestra del realismo de la naturaleza, en poder captar lo más fielmente posible una imagen de la realidad. Con la llegada de la fotografía, no era tan necesaria esa búsqueda de la realidad a través de la pintura, pues eso ya lo hacía posible la fotografía. Entonces los artistas más innovadores se preocuparon de mostrar su percepción del mundo, su manera de interpretarlo, a través de obras más personales y abstractas. Esta liberación hacia lo conceptual, unido con las nuevas posibilidades de los soportes artísticos ha posibilitado la búsqueda de la belleza también no sólo en lo sensorial, sino también el aspectos más relacionados con lo reflexivo y el mundo de las sensaciones.
Artículo perteneciente a las tareas del Master de Cultura Científica
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