Las nuevas tecnologías han fortalecido la existencia de universidades no presenciales ¿Podríamos considerar que éstas propuestas acabarán suplantando la universidad presencia?
Estas predicciones me recuerdan a tantas otras realizadas con el avance de cada nueva tecnología que aparece. Con la televisión se iba a acabar la radio, con el cine se iba a acabar el teatro, con el correo electrónico se iba a acabar el correo postal. No cabe dudad de que estas nuevas tecnologías han modificado el modo en el que se hacían las cosas anteriormente, pero creo que para conocer hasta dónde el cambio puede producirse, hay que fijarse en qué misión cumple, qué necesidades cubren. En el caso del ámbito formativo, no dudo en que algunos cambios van a transformar permanentemente la universidad, pero no creo que se llegue hasta el punto de suplantar toda la parte presencial. Las necesidades de la parte presencial en algunos casos son por requisitos formativos, como en la realización de prácticas, pero en muchos otros cumplen un rol social que han de mantenerse. En una formación totalmente online como el máster de comunicación científica que se está cursando, el poder hacer actividades presenciales, que no tienen por que ser formativas, aportaría un plus interesante a la formación, por esa faceta de interacción con el resto de estudiantes.
A veces vemos cómo éstos avances tecnológicos nos arrollan y no tenemos otra posibilidad que participar de ellos. En cierto sentido esto es inevitable, pero no por ello hay que renunciar a otras propuestas. En ocasiones vemos que la innovación está en volver a lo anterior, espacios sin conexión, atención al cliente que no sea una máquina, bancos que te atienden personalmente, facilidad para el transporte en bicicleta, comida “casera”… llegará un tiempo en el que lo que se valore será lo presencial y en ese momento lo innovador será eso. Siento que la tecnología nos ofrece posibilidades y promesas que en un primer momento hacen que se adopten rápidamente, pero que luego se acomodan para encontrar su sitio en nuestras vidas a la par de otras tecnologías más antiguas que satisfacen otras necesidades que las nuevas no cubren.
No cabe duda de que muchos de éstos cambios son disruptivos y exigen de un esfuerzo personal si se quiere resistirse a ellos, o al menos ser conscientes de que al resistirse a ellos, uno puede quedarse atrás en algunos aspectos de la vida, pero a su vez puede ganar en otros. Lo importante es ser consciente de lo que cada tecnología me aporta y lo que me exige, para poder evaluar si me compensa. En gran medida adoptamos las tecnologías por lo que nos aportan sin un verdadero análisis de lo que nos exige y cuando nos damos cuenta de esto es muy difícil retroceder.
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