¿No te pasa que hay veces que hablas por teléfono o chateas con un servicio y al cortar te queda la duda de si has hablado con una persona o con una máquina? Por ahora eso sólo pasa con conversaciones sencillas de apenas unas frases, pero en el fondo eso sería el Test de Turing.
Alan Turing fue un gran matemático y precursos de la informática moderna. Pero también un visionario y soñador. Imaginaba máquinas pensantes y ya se planteaba cuál sería la forma de definir si una máquina estaba dotada de inteligencia artificial o no. Para ello imaginó un test. La cosa era conectar a la persona que realizaba el test ante dos interlocutores, uno sería un ordenador y el otro una persona. Quien testeaba iba haciendo preguntas a ambos interlocutores y la máquina pasaba el test si la persona testeadora al final no sabría distinguir qué interlocutor era la máquina y cuál la persona.
Para evitar otro tipo de interferencias, como acentos, tonos de voz, tiempo de respuesta la prueba se debía hacer en terminales por escrito. En esta prueba, Turing no daba tanta importancia a que la máquina diera respuestas correctas sino que pudiera llegar a imitar el comportamiento humano.
Esta prueba en el fondo no mide el grado de inteligencia, y es posible que se puedan encontrar métodos más adecuados y adaptados a la realidad actual de la inteligencia artificial, pero este test elaborado por Turing ha adquirido una importancia desde el punto de vista filosófico, abriendo interesantes debates y planteamientos.
Así que si tienes dudas, la próxima vez que te contacte tu compañía de teléfono, pásales el Test de Turing.
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