La concina es un espacio donde se acaban aprovechando los grandes descubrimientos de la ciencia. Podríamos decir que desde los inicios. Uno de los grandes descubrimientos de la humanidad fue el fuego y su control, y rápidamente fue incorporado en la cocina como elemento esencial para modificar los alimentos. Así, poco a poco las cocinas se han ido convirtiendo en pequeños espacios tecnológicos como la batidora, la tostadora, el microondas, los modernos robots de cocina y tantos otros.

Desde el punto de vista de nuestras mentes inquietas y apasionadas por la ciencia, podemos aprovechar estos aparatos para experimentar procesos para los que no han sido construidos, pero que tienen su curiosidad.

Hoy quiero pararme a echar un ojo a la cocina de inducción y su capacidad de hacer levitar una hoja de papel de plata que descubrí en tiempos del confinamiento. Simplemente se trata de tomar una hoja de papel de plata, colocarla encima de la cocina de inducción y ponerla en funcionamiento. Le hemos hecho un agujero en el medio por el que hemos metido un soporte de madera para impedir que se mueva para los lados, pero sin eso, también funciona, sólo que tiende a desplazarse hacia alguno de los lados. Aquí tenéis un vídeo del proceso:

Para entender qué es lo que pasa aquí vamos a ver primeramente cómo funciona una cocina de inducción.

Aunque ahora nos parezcan unas cocinas muy modernas, su funcionamiento se basa en el fenómeno de inducción electromagnética, que fue descubierto en 1831 por Michael Faraday. Las cocinas están formadas por una bobina por la que circula una corriente eléctrica, esta corriente, genera un campo magnético, como lo hacen los electroimanes. La corriente que llega hasta nuestras casas es corriente alterna, de 220 V y 50 Hz, lo que quiere decir que cambia de sentido 50 veces por segundo. Esta corriente alterna, genera por tanto un campo magnético, que también variará en esa misma velocidad.

Si pusiéramos otra bobina encima, el campo magnético variable induciría una corriente eléctrica en esta segunda bobina en la misma frecuencia que la primera según la Ley de Faraday.

Si en vez de una bobina, colocamos un elemento ferromagnético (una sartén), se inducirá corriente en dicho elemento, pero al comportarse como un circuito cerrado, esta corriente producirá un aumento de la temperatura del elemento (de la sartén) debido a las corrientes de Foucault.

En nuestro caso, al colocar una lámina de papel de aluminio, el campo magnético producirá una corriente eléctrica en él, dicha corriente en el papel de aluminio, genera a su vez otro campo magnético de menor intensidad que al interactuar con el primero hace que se repelan. Al ser el papel muy liviano, esta interacción entre los dos campos es suficiente para hacerle elevarse.

El hecho de que vayan a saltos es debido a que la cocina tiene un sistema de seguridad que para la corriente cuando no detecta nada en la superficie, por lo que al levitar la lámina, corta la corriente, y al volver a detectarla cuando desciende, la vuelve a conectar.

Aquí os dejo un vídeo más animado del proceso. Ya sabes, ahora te toca probarlo a ti, hazle trabajar a tu mente inquieta y no te creas todo lo que cuentan 😉


Y aquí tienes el mismo fenómeno con un poco más de presupuesto:


1 comentario

Joaquín · 2 junio, 2022 a las 4:28 pm

Qué cosa más chula. Me voy a cambiar de cocina para poder hacerlo 😀

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